La lengua es poderosa debido al efecto que tiene sobre ti. Puedes ponerte trampa con tus propias palabras:
“Te has enredado con las palabras de tu boca y has quedado atrapado en los dichos de tus labios” (Proverbios 6:2).
La lengua es poderosa porque tus palabras pueden separarte de Dios:
“A los que han dicho: «Por nuestra lengua prevaleceremos, nuestros labios son nuestros, ¿quién es señor de nosotros?” (Salmos 12:4).
“Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre, porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre” (Mateo 15:18-20).
La Biblia compara la lengua con:
Un fuego ardiente Proverbios 16:27
Un mundo de iniquidad Santiago 3:6
Una bestia que necesita ser domada Santiago 3:7-8
Una fuente de agua dulce o amarga Santiago 3:11
Un árbol que produce fruto bueno o malo Santiago 3:12
Un mal rebelde Santiago 3:8
Veneno mortal Santiago 3:8
Una navaja afilada Salmo 52:2
Una espada afilada Salmos 57:4; 59:7
Una serpiente venenosa Salmo 140:3
Un hoyo profundo Proverbios 22:14